Fatiga
Una cosa es estar cansada… y otra es la fatiga extrema, esa sensación de no tener ni energía suficiente para decir que estás agotada.
Para muchas, la fatiga en la menopausia va más allá del cansancio de las noches en vela en la universidad, la maternidad o el estrés laboral.
La fatiga en la menopausia es uno de los síntomas más frecuentes y molestos que experimentan las mujeres durante la perimenopausia y la posmenopausia.

¿Es normal?
Sí. La mayoría de las mujeres en peri y menopausia se quejan de fatiga.
Los cambios hormonales, especialmente la disminución y fluctuación de estrógeno y progesterona, alteran el ciclo sueño, la energía celular y el equilibrio de otras hormonas como las tiroideas y suprarrenales. Esto provoca sueño de peor calidad, insomnio, menor resistencia física y sensación constante de agotamiento.
Afortunadamente, existen estrategias efectivas mediante cambios en la vida cotidiana, terapias médicas, y métodos complementarios que pueden mejorar significativamente la calidad de vida.
La fatiga en la menopausia no es solo una consecuencia del insomnio o del mal descanso nocturno. También está relacionada con la ralentización del metabolismo, la pérdida de masa muscular y el aumento de la inflamación en el organismo. Además, el estrés emocional, la ansiedad y la depresión pueden intensificar esta sensación de cansancio femenino, generando un círculo vicioso de agotamiento físico y mental.
Entre las principales causas del agotamiento en la menopausia también se encuentran la mala alimentación, la deshidratación, la falta de ejercicio regular y el exceso de cafeína o alcohol, que alteran aún más los niveles de energía. Identificar y corregir estos factores es clave para recuperar vitalidad.
Existen diversas estrategias sobre cómo combatir la fatiga en la menopausia. Practicar actividad física moderada, especialmente ejercicios de fuerza y caminatas, ayuda a mejorar la oxigenación, aumentar la energía y reducir el estrés. Una alimentación equilibrada, rica en proteínas, frutas, verduras y grasas saludables, es fundamental para mantener estables los niveles de glucosa y favorecer la producción de energía celular.
En casos más intensos, los especialistas pueden recomendar tratamientos para la fatiga femenina que incluyen suplementos de vitaminas del grupo B, hierro, magnesio o adaptógenos naturales, así como terapias médicas personalizadas para equilibrar las hormonas.
En conclusión, aunque la falta de energía en la menopausia es un síntoma frecuente y muchas veces frustrante, no es irreversible. Con hábitos de vida saludables, apoyo médico y un plan de autocuidado integral, es posible recuperar vitalidad, mejorar el estado de ánimo y disfrutar esta etapa con mayor bienestar.
¿Qué puedes hacer?
- Mantén una rutina de sueño y evita las pantallas antes de dormir.
- Duerme en un ambiente fresco y oscuro con sábanas transpirables.
- Limita cafeína y alcohol, afectan la calidad del sueño.
- Gestiona el estrés con meditación, yoga o respiración profunda.
- Cena ligero y rico en triptófano (pavo, plátano, frutos secos) para favorecer el descanso.
- Trata los sudores nocturnos, el equilibrio hormonal ayuda.