Sofocos
Esa sensación de calor intenso y punzante en el pecho y el cuello... Sí, eso es un sofoco. Este síntoma afecta a más del 80 % de las mujeres durante la menopausia y puede interferir con el sueño, el trabajo, las relaciones y la calidad de vida.
El estrógeno ayuda a nuestro cerebro a regular la temperatura interna. Pero cuando sus niveles fluctuan durante la menopausia, nuestra "zona de confort térmico" se reduce, haciendo que nuestro termostato interno reaccione exageradamente ante cualquier cambio de temperatura.
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¿Es normal?
Totalmente. Los sofocos son uno de los síntomas más comunes de la menopausia. Pueden durar entre 30 segundos y 10 minutos, ocurrir de 3 a 35 veces al día y prolongarse hasta 12 años. Los sofocos se sienten como una oleada de calor que aparece de repente, a menudo acompañada de sudoración excesiva, enrojecimiento del rostro, palpitaciones y, en ocasiones, sensación de mareo o ansiedad. Cada mujer lo vive de forma distinta, pero en general, es una sensación que genera incomodidad, vergüenza o irritabilidad.
Los sofocos en la menopausia están directamente relacionados con los cambios hormonales, especialmente la disminución de estrógenos, que afectan al sistema termorregulador del cuerpo.
Estos cambios hormonales y sofocos provocan una respuesta exagerada en los vasos sanguíneos, lo que desencadena la oleada de calor. Los síntomas de los sofocos pueden intensificarse por factores externos como el estrés, el alcohol, la cafeína, las comidas picantes o el calor ambiental.
Aunque son uno de los síntomas más molestos, existen diferentes estrategias sobre cómo aliviar los sofocos en la menopausia. Mantener un peso saludable, vestir en capas de ropa ligera, ventilar los espacios, evitar los desencadenantes conocidos y practicar técnicas de respiración profunda pueden marcar la diferencia. También resulta útil incorporar ejercicio físico moderado, como caminar o practicar yoga, ya que mejora el equilibrio hormonal y el bienestar general.
En los casos en que los sofocos son muy intensos o persistentes, los especialistas pueden recomendar tratamientos para los sofocos femeninos. Entre ellos se incluyen la terapia hormonal sustitutiva, que ha demostrado gran eficacia en la reducción de la frecuencia e intensidad, así como alternativas no hormonales como ciertos antidepresivos en dosis bajas, suplementos de fitoestrógenos o técnicas como la acupuntura.
En definitiva, aunque los sofocos en la menopausia sean un síntoma común y duradero, no hay que resignarse a padecerlos sin solución. Con hábitos adecuados, tratamientos personalizados y apoyo médico, es posible reducir su impacto y mejorar la calidad de vida durante esta etapa.
¿Qué puedes hacer?
- Usa ropa de algodón y en capas para poder ajustarte fácilmente a los cambios de temperatura.
- Mantén una hidratación adecuada y evita el alcohol y la cafeína, que pueden empeorar los sofocos.
- Practica técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda.
- Considera tomar un suplemento que ayuda a equilibrar los niveles hormonales. Nuestro
- Complejo Serenidad ayuda a reducir los sofocos gracias a su contenido de magnesio, ashwagandha y azafrán.
- Y si tienes dudas, puedes reservar una llamada gratuita con un médico especializado que te orientará según tu caso.